lunes, 3 de marzo de 2014

Ordenación de dos nuevos Obispos Auxiliares: Mons. Felipe Pozos y Mons. Tomás López



de Eugenio Andrés Lira Rugarcía 
Obispo Auxiliar de Puebla y Secretario General de la CEM



Hoy, Puebla vivió con alegría y gratitud un día intenso y muy especial, ya que Dios nos bendijo con la ordenación de dos nuevos Obispos auxiliares: Mons. Felipe Pozos Lorenzini y Mons. Tomás López Durán.


Cerca de 40 arzobispos y obispos, entre ellos los cardenales Norberto Rivera Carrera y Juan Sandoval Íñiguez llegaron desde distintas diócesis del país, para participar en este inolvidable acontecimiento de gracia.


Ante miles de fieles que llegaron desde los distintos rincones de nuestra Arquidiócesis, Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostólico del Papa, dijo en la homilía que Jesús, con su mensaje, obras, vida y muerte mostró que Él era el Mesías, el Ungido, el Enviado para anunciar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos del poder del mal y de la muerte.


“Él determinó “perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio”, llamando y enviando a algunos hombres del pueblo que participaran y prolongaran su misma misión a lo largo de los tiempos. Los apóstoles, para perpetuar el proyecto del Señor también eligieron sucesores, a quienes comunicaron el don del Espíritu Santo y consignaron el mandato recibido de Cristo de anunciar la Buena Nueva”.


“Es en este estupendo contexto –señaló el Sr. Nuncio–, Dios llama, unge y envía a Mons. Tomás y a Mons. Felipe, como sucesores de los apóstoles, para “Ser otro Cristo”, que ha venido a servir y a dar la vida en rescate por muchos" (Mt 10,45).


Ustedes, Tomás y Felipe, al igual que nosotros, obispos, hemos sido llamados por Dios para estar con Jesús (cf. Mc 3,14), y, como dice el Papa Francisco, “caminar con el pueblo de Dios señalando el camino, fortaleciendo en la unidad, escuchando a quien sufre para curar las heridas del interior del hombre, su lejanía de Dios, cuidando que ninguno se pierda, que ninguno se desvíe de la verdad, que ninguno se hunda en la desesperanza”.

“Se trata de estar "ahí" siempre, para consolar, fortalecer la esperanza de las personas y de las comunidades; para animar todo lo que es bueno, justo, amable, mirando a las ovejas, sin dejar de mirar a Cristo y de hablar con Cristo sobre todo en la oración confiada, asidua, intensa, perseverante”.



“Queridos Mons. Tomás y Mons. Felipe –exclamó el Sr. Nuncio–, damos gracias a Dios por la elección que hace de ustedes. Elección que tiene su origen en el amor y lleva al amor. Jamás, pues, se cansen de amar a todos, en comunión con los hermanos en el episcopado, -con su ordinario y de su ordinario con ustedes, sus auxiliares- y con el Papa”.

Y a todos nos dijo: “hermanas y hermanos, miembros del pueblo de Dios que peregrina en Puebla, los invito a sostener a estos Pastores y a asistirlos con la oración, a fin de que guíen siempre con celo al pueblo que les ha sido encomendado, mostrando a todos la ternura y el amor del Señor”. Recen por nosotros, los obispos, para que todos seamos buenos servidores”.


Agradeciendo a todos los que nos hicieron favor de acompañarnos, pido a Dios que, por intercesión de Santa María de Guadalupe, les bendiga siempre.



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