domingo, 20 de septiembre de 2015

Basura y aguas residuales, grandes problemas de nuestro tiempo... por Alberto Jiménez Merino

En los últimos 35 años, la Agencia Norteamericana de Aeronáutica y Administración Espacial (NASA, por sus siglas en inglés), ha seguido el comportamiento de los residuos sólidos de los océanos estimando que existen 8 millones de toneladas de basura deambulando por los mares del mundo.

Estos residuos sólidos que se mueven por las corrientes marinas, conforman 5 grandes islas que abarcan un promedio de 2 millones de kilómetros cuadrados; y, como consecuencia de ello, desde hace más de 20 años la pesca marítima no se ha movido de 88 millones de toneladas anuales, más bien tiende a disminuir por esa contaminación y la sobrepesca además de que ya se han capturado casi el 90 por ciento de las grandes especies. Actualmente, los pescadores tienen cada vez más dificultades para obtener peces en las cercanías costeras.

Pero los residuos sólidos son apenas una parte del problema, porque las descargas de aguas residuales invariablemente, con excepción de la zonas turísticas y de los países desarrollados, van al mar y a los cuerpos de agua más cercanos.

En muchos países, no existe educación ambiental, no hay una cultura de cuidado del ambiente. Allí donde se crea un centro de población, inmediatamente hay un impacto sobre la vegetación, la fauna, el suelo, el agua y el aire, debido al aprovechamiento de los recursos y por los desechos humanos y de las actividades productivas.

México produce 80 millones de toneladas de residuos sólidos anuales, la mitad de ellos se consideran materia orgánica, y un gran porcentaje de materiales solidos que también encontramos allí, son reciclables. Pero muy poco se hace en la actualidad por el reciclaje. Las políticas educativas y públicas no llegan aún a eso, y mucho se debe a que este tipo de medidas no luce políticamente, además de que no hemos preparado suficiente recurso humano para atender estas necesidades del desarrollo.

Nuestro país genera también 250 metros cúbicos por segundo de aguas residuales, pero su capacidad instalada de tratamiento no supera el por ciento y esto implica que el resto del agua residual se descargue cruda a barrancas, ríos y cuanto cuerpo de agua se encuentre cerca de la emisión. La infraestructura instalada para el tratamiento no funciona, en la mayoría de las ocasiones, porque el consumo y costo de la electricidad es muy alto.

En Puebla y la zona metropolitana, por ejemplo, de las 22 plantas de tratamiento existentes soló funcionan 4, el resto están sin operar y mientras tanto, las aguas sucias se siguen acumulando en la presa de Valsequillo hasta que, nosotros o nuestros hijos, empecemos a sufrir las consecuencias de ello o a morir por tanta contaminación.

El pasado sábado, al visitar el rastro municipal de San Martin Texmelucan, me enteré que hace rato que la planta de tratamiento no funciona, que no hay presupuesto para ello, pero además, no se ve para cuando. Pero eso, a algunas autoridades no les importa, al fin y al cabo, eso no es lo que ven los visitantes de la Puebla bonita.

Veo con mucho optimismo la campaña Limpiemos México, de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) del Gobierno de la República. Deseo que sea un plan que vaya al fondo y no sólo quede en las acciones tradicionales de ir a recoger la basura previo a la época de lluvias o, como es común, tomarse la foto y que todo siga igual.

Desde mi perspectiva, se requiere incorporar con mayor intensidad la educación ambiental al sistema educativo básico, enseñar a los niños y jóvenes a que un hogar limpio no es aquel en donde únicamente se recoge la basura, sino en donde no se tira en la calle y se pone en contenedores. Es enseñarles a clasificarla y se reciclarla.

Además, se requiere de políticas públicas integrales y verdaderas y no sólo acciones de relumbrón que tantos recursos han consumido sin ninguna utilidad. Se necesitan aplicar nuevos métodos y tecnologías para manejo de residuos sólidos y aguas residuales.

Pero sobretodo, se requiere de una adecuada planeación a corto, mediano y largo plazo que permita realizar acciones objetivas con pleno conocimiento de la realidad, focalizando los problemas y poniendo a la gente como el interés superior de la política pública.

Sé que un proceso de esta naturaleza no es sencillo. Autoridades de Sajonia, Alemania, me platicaron en el año 2008, durante una visita que hice a proyectos de energía eólica, que llegar a tener una ciudad limpia les llevó 40 años de trabajo continuo. Por eso, sería muy recomendable empezar ya, en nuestro estado, para reducir tiempos además de que deberíamos aprovechar las experiencias y conocimientos de los que saben.


@jimenezmerino
Fb: alberto.jimenezmerino


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