miércoles, 24 de abril de 2013

El factor Marín


Columna publicada en Intolerancia Diario
Serpientes y Escaleras
Ricardo Morales Sánchez

¿Para quién juega en esta elección el exgobernador Mario Marín Torres? Ésta es una muy buena pregunta en un juego de ajedrez en el que cada movimiento responde a una estrategia perfectamente bien diseñada y operada por los dos bandos que se enfrentarán el próximo 7 de julio.

Mucho se habla sobre la participación de Mario Marín Torres, cuyas oficinas, situadas muy cerca de la actual delegación de la Sedesol, se veían todos los días ocupadas, con gente entrando y saliendo.

¿Para quién opera el exgobernador?, quien cada vez que hace una aparición pública representa puntos menos para el PRI. ¿Por qué el exgobernador se pasea tan campante como si nada debiera ante un rabioso morenovallismo que amenazó con meter a la cárcel a una buena parte de los colaboradores del exmandatario?

Por qué se dejó ver tan quitado de la pena en la boda de Juan Carlos López Rojas, realizada en el hotel Fiesta América de La Vista el pasado viernes y hasta se tomó fotos con toda la gente, como la que subió a su Facebook Rafael Téllez Morales, el coordinador de los noticiarios Radar de Cinco Radio.

La impunidad de la cual goza Marín, que lo mismo pone candidatos en el PRI o que había logrado la postulación de uno de sus muchachos —Memo Nares— en la planilla de Tony Gali, sólo puede provenir de una gran acuerdo con el que toma las decisiones en la entidad.

Cada vez que Marín se pasea por las calles de Puebla trae a la mente el desprestigio de su administración, irrita a la sociedad poblana, que no olvida el tema del “Lydiagate”, y sobre todo lastima profundamente al PRI en un momento electoral clave para el tricolor, que busca recuperarse del descalabro sufrido en 2010.

En 2012, a inicios del año, Marín se dejó ver en la visita que realizó Enrique Peña Nieto, en ese entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República. La presencia del exmandatario derivó en la detención de uno de sus colaboradores, el exsecretario de Salud, Alfredo Arango García, quien desde entonces pernocta en el Centro de Readaptación Social de Puebla.

En esos momentos, una sola petición hacia Marín llegó por parte del CEN, en ese entonces presidido por Pedro Joaquín Coldwell, “no te vuelvas a aparecer en ningún evento público, si puedes hasta tómate unas vacaciones”, cuentan que le dijeron al exgobernador de Puebla, el cual apenas y pudo contener su ira.

¿A quién perjudica las apariciones públicas del conocido como el “góber precioso”? ¿Para quién opera entonces Marín? ¿Quién controla al exgobernador de Puebla?

Y por fin salieron en la foto

Después de muchos “dimes y diretes” sobre la relación entre el presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, lo que quedó claro es que habrá una relación institucional y de conveniencia mutua entre ambos personajes y no podía ser de otra forma, ambos son políticos profesionales.

Justo en los momentos en que PAN y PRD amenazan con abandonar el Pacto por México, el gobernador de Puebla, el principal aliancista y con buenas relaciones con ambas fuerzas políticas, le brindó su total respaldo al presidente de México y a su programa estrella.

Cuentan que la relación entre ambos personajes fue de cordialidad y que, aunque cuesta trabajo creerlo, Peña Nieto —dicen— se fue contento de Puebla por el recibimiento que le dio su anfitrión, en el cual encontró un buen aliado.

De verdad que “ver para creer”, pero así es la política: los enemigos de hoy pueden ser los aliados del mañana.

Lastiri, poblano de grandes ligas
Dos lecturas en torno a Juan Carlos Lastiri dejó la primera visita de Enrique Peña Nieto al estado de Puebla. La primera muestra la cercanía que une a Lastiri con el equipo central del presidente de la República, para todos es sabido que el político zacatleco es el poblano que mejor posición ha logrado en la administración del gobierno de la República.

La segunda muestra la buena relación que Lastiri guarda con el gobernador del estado, Rafael Moreno Valle Rosas, pues el foro de consulta nacional “Un México Incluyente” fue un ejercicio coordinado entre autoridades estatales y federales, en el que Lastiri fue un intermediario institucional.



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