lunes, 6 de abril de 2015

Algunas ideas para el progreso de las comunidades

Alberto Jiménez Merino
Con frecuencia escuchamos de gobiernos vigentes, en los tres órdenes y de todos los colores, que ahora sí se están trabajando, sentando las bases que no se habían sentado nunca para el desarrollo de los ciudadanos. Pero casi siempre los problemas siguen igual o peor.

También escuchamos muy seguido a pobladores reclamar que no han recibido ningún apoyo, muy frecuentemente en los cambios de gobierno, con nuevas autoridades y funcionarios. Pero al preguntar sobre las gestiones realizadas y los apoyos solicitados, en muchos casos no se han realizado peticiones.

¿Qué apoyos hay para mi gente?, muy seguido me preguntan líderes y autoridades. No hay nada, porque no conozco sus necesidades. Sin embargo, muchos políticos en busca de aceptación no pierden oportunidad de llevar algo, generalmente consumibles de bajo costo, para mostrar su cariño e interés por la gente. Aquí es donde muchos abusan de las necesidades que no conocen.

Y no se puede llevar nada útil, ni apoyar, ni resolver, si no se conocen las necesidades, los problemas de las familias y los pueblos.

Las personas, aún las más pobres, no quieren que se les den cosas. Muchos sólo requieren que se les diga cómo hacerlas. Y todos invariablemente necesitan medios de producción a su alcance para trabajar y salir adelante.

Lamentablemente, algunos actores políticos consideraron que era más rentable enfocar los reclamos y peticiones de ayuda hacia el gobernante y, posiblemente sin proponérselo, promovieron la perdida de la faena comunitaria, la capacidad organizativa y de gestión de la sociedad.

Si en verdad quieres ayudar a alguien, pregúntale cómo.

Un ejercicio que ayuda mucho y que generalmente no se hace para saber cómo apoyar a las comunidades, consiste en la realización de reuniones con autoridades, líderes y personas interesadas en el desarrollo. No todos tienen el tiempo, la paciencia y el interés.

Invariablemente, los pueblos necesitan de agua, electricidad y caminos. También requieren alimentos, escuelas, centros de salud y servicios de seguridad pública. La primera tarea del grupo es identificar las necesidades y el orden de prioridad. Todo es prioritario, entonces, ¿por dónde empezamos? ¿Qué opciones tenemos?

El agua, la energía, la salud y los alimentos son lo prioritario. Su buena provisión casi nunca genera agradecimientos, pero su falta puede significar el origen de los más airados reclamos sociales.

La fuente de trabajo es muy importante para la obtención de alimentos, satisfactores materiales e ingresos para obtenerlos.

Para poder ayudar al desarrollo de las comunidades es fundamental conocer a qué se dedican las personas, qué necesidades y problemas tienen. Qué recursos naturales existen, dónde están los mercados y qué están comprando. Hay que diferenciar entre los problemas productivos y los ambientales.

Identificar los principales productos, cuántos y quiénes los producen. Nombrar a un representante que los identifique y convoque. Esto servirá para preguntar los problemas, las necesidades y hacer un plan de trabajo con acciones inmediatas, de mediano y largo plazo. Establecer metas y tiempos de realización.

Los productores del campo casi no registran nada de sus procesos productivos. Casi todo se hace al “tanteómetro”. Y lo que no se registra no se puede mejorar. Tampoco tienen metas productivas, dependen mucho de las condiciones del tiempo. Todavía predomina mucho la idea de que la agricultura se aprende en 100 lecciones, una por año.

Todo plan de trabajo inicia con acciones de motivación, orientación técnica y capacitación. Luego continúa con acompañamiento técnico y asesoría. Todo encaminado a promover innovaciones. Y se resume en hacer mejor lo que se hace, aprovechando al máximo lo que se tiene. Parece algo muy simple, pero esto es lo que menos se atiende. ¿O sí?

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