lunes, 14 de abril de 2014

En Puebla se está abusando de los PPS: Ernesto Cordero

Entrevista publicada en e-consulta
Álvaro Ramírez Velasco

Si RMV quiere ser candidato a la Presidencia por AN va por muy mal camino, advierte el aspirante a dirigente nacional



Devolver al panismo la dignidad de antaño y retomar la bandera de honestidad, para dejar de ser comparsa del PRI y del gobierno de Enrique Peña Nieto son las prioridades que Ernesto Javier Cordero Arroyo desarrollará desde la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), claro, si el voto lo favorece en la primera contienda abierta totalmente a la militancia, que sufragará el próximo 18 de mayo.
El senador con licencia y candidato opositor, el rebelde, a la dirigencia de AN suelta frases contundentes, que resumen sus filias, rencores, críticas e ideario.
En entrevista con e-consulta en el autobús bautizado como el “Tumbalínea” que lo traslada en su campaña, afina puntería contra el actual dirigente, licenciado del cargo, y su adversario, Gustavo Enrique Madero Muñoz, contra el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas, y contra las que llama carencias del actual gobierno.

Cuando se le pregunta sobre la dignidad del actual panismo, la respuesta llega expedita y contundente: “somos más comparsa del PRI que un contrapeso efectivo que señale las carencias de este gobierno”.
Y hay más. Endilga a estos últimos tres años, bajo la dirigencia de Madero, el desplome del panismo: “perdimos la Presidencia de la República, de nueve estados que se gobernaban ahora se gobiernan cinco, se gobiernan 180 presidencias municipales menos, menos diputados, menos senadores. Y hay que ver en qué situación se da, con el presidente (Felipe Calderón), que tiene las mejores calificaciones para cualquier presidente al salir”.
En el camino de San Martín Texmelucan, en donde comenzó la gira que realizó el fin de semana por Puebla, hacia la Angelópolis, critica la actitud del gobernador Moreno Valle Rosas, de cargar los dados a favor de Madero.
Apenas comienza la entrevista, Ernesto Cordero suelta una advertencia que tiene tono de augurio lapidario, si es que llega a la dirigencia: “si (Moreno Valle Rosas) quiere ser candidato del PAN a la Presidencia va por muy mal camino, si quiere ser candidato de otro partido, bueno a lo mejor sí. Pero está agraviando a la militancia del PAN, la está amenazando, la está intimidando y eso no son prácticas en el Partido Acción Nacional que celebremos”.
El riesgo del esquema de los PPS
Ya entrados en el tema, sobre una de las mesas del autobús en que viaja también su compañero de fórmula, el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, su equipo cercano y los panistas poblanos que le dan respaldo incondicional, el ex secretario de Hacienda y Crédito Público del anterior sexenio aprovecha para criticar el abuso de la actual administración estatal con el esquema de Proyectos de Prestación de Servicios, los llamados PPS, para financiar obras.
Advierte que “per se” los PPS no representan un conflicto, pero “el problema es que se abuse de este esquema”.

“Diciéndolo con mucha cotidianidad es una obra que se paga en abonos, comprometiendo los ingresos futuros del estado. Entonces si tú utilizas ese recurso para financiar una obra no debe haber problema, pero si ya lo utilizas para financiar tres, cuatro, cinco, seis obras importantes, entonces lo que estás haciendo es comprometiendo los ingresos futuros y quitándole margen de maniobra a las administraciones futuras”, describió el ex funcionario, uno de los responsables de dejar al país creciendo a una tasa superior a 4 por ciento al entregar el poder a una administración del PRI, que ha sido incapaz de superar uno por ciento de crecimiento del PIB.
Por esto y otras condiciones atribuibles al estilo de Rafael Moreno Valle Rosas es que Ernesto Javier Cordero Arroyo asegura que “Puebla es el estado gobernado por el PAN que tiene los mayores niveles de desempleo y el menor crecimiento económico”.
La primera vez de AN
Son varias las coincidencias que convierten en inédito este proceso del PAN. Por primera vez se abre la decisión de quién será el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) al voto directo de los militantes con al menos un año de afiliación, lo que representa un universo de alrededor de 230 mil en el país y 13 mil 500 en el estado de Puebla; se pronostica una participación de entre 60 y 70 por ciento.
El carácter abiertamente democrático de la contienda –dice Cordero– representa “un reto”, porque fueron los panistas quienes “arrebataron” la decisión del método a la dirigencia, para democratizarlo completamente. Y expresa confianza: “las encuestas nos favorecen, llevamos una ventaja importante”.

Pareciera, y así se le plantea en un cuestionamiento, que AN se está desgastando mucho para definir una dirigencia que es de transición y que durará apenas 15 meses. Sin embargo, Cordero advierte de la importancia de ésta y de todo lo que está en juego, para justificar la ardua batalla que está dando:
“Es un año y medio fundamental para el PAN. Imagínate las consecuencias si triunfa la línea, la cooptación del voto, la movilización masiva; triunfa que el que tiene más dinero es el dirigente; triunfa el que está más cercano al gobierno priísta. Me parece que las consecuencias son importantes. En esos 15 meses están en juego nueve gubernaturas, la Cámara de Diputados (federal), alcaldías importantes. Y está en juego que el partido retome banderas de honestidad, que antes nos distinguían y nos diferenciaban”.
Política de la buena
En caso de llegar a despachar en el edificio de la colonia de El Valle en la ciudad de México, sede panista, Cordero –quien adelanta que no buscaría la reelección– promete hacer “política a la buena” en la búsqueda de acuerdos con los otros partidos en el Congreso de la Unión y con la Presidencia de la República, que hoy encabeza el priísta Enrique Peña Nieto.
“La política son acuerdos, son mayorías que se construyen de cara a la sociedad”, dice en la parte de la conversación en que aprovecha para descartar que vaya a utilizar la dirigencia panista para buscar la candidatura presidencial de 2018.
El senador con licencia, y quien fue defenestrado de la coordinación de AN en la Cámara alta por Gustavo Madero, descalifica con contundencia el Pacto por México, que firmó precisamente quien hoy es su contrincante.
“El pacto por México fue una negociación en una mesa, en lo oscurito, donde nadie sabía a ciencia cierta qué se estaba negociando, y donde, al revés, lejos de ser un esquema democrático de acuerdos, significaba un retroceso democrático, donde lo que se acordaba en esa mesa se imponía en las cámaras, se presentaba y se esperaba que los legisladores nada más levantaran la mano, como antes”.
El ejemplo contrario, desde la perspectiva de Cordero, fue la reforma energética, que se analizó con especialistas en foros y con un debate público. “Eso es lo que proponemos”.
Esta modificación constitucional en materia energética resulta un elemento reiterativo de orgullo en la conversación con Cordero, pues la presume como un gran logro del panismo, que se realizó “para generar empleos”.


El contrapeso
-En caso de que usted triunfe, ¿cuál será su relación con el gobierno de Peña Nieto?
-Seremos un contrapeso real al gobierno, no estaremos sometidos. Por supuesto que estaremos en la mesa de los acuerdos, pero un una posición de dignidad, como lo estuvo Carlos Castillo Peraza, en su momento; como lo estuvo don Luis H. Álvarez, en su momento, que fueron presidentes del PAN y que negociaron con el gobierno desde una posición de dignidad.
“En esa mesa de las negociaciones llevaremos la voz que ahorita no se está escuchando, la voz de los pequeños y medianos empresarios, que ahorita están cerrando fuentes de empleo por una reforma fiscal que emanó del Pacto por México y donde ningún partido político está para defenderlos. El PAN tiene esas banderas y lo tiene que hacer”.
-¿Hoy no hay dignidad?
-Me parece que somos más comparsa del PRI que un contrapeso efectivo que señale las carencias de este gobierno.
Entre los cambios que realizará como dirigente nacional del PAN, en caso de que el voto de sus militantes lo favorezca el próximo 18 de mayo, aún no se aventura a anunciar si cambiará a los coordinadores parlamentarios de las bancadas albiazules del Congreso de la Unión, que fueron nombrados por Madero, a lo más, dice que no impondrá a nadie pues es un demócrata.


El amor perdido
Ernesto Cordero Arroyo fue uno de los mayores aliados que el gobernador poblano Rafael Moreno Valle Rosas tuvo en el gobierno federal; juntos apostaron a la candidatura presidencial del primero, que ganó Josefina Eugenia Vázquez Mota, quien quedó en tercer lugar en la contienda constitucional.
Esos ayeres son hoy agua pasada y generan desconcierto del porqué, y los cómos, que aún suenan desconcertantes, que motivaron a Moreno Valle a voltearse tan contundentemente en contra el senador con licencia.


-¿Qué pasó en menos de dos años, para que un aliado suyo, hoy esté jugando del otro lado, como el gobernador de Puebla?
-Hay que tener bien claros los momentos para cada cosa, y el gobernador de Puebla tiene aspiraciones presidenciales, pues bueno tendría que tener bien claro que quiere competir por un partido como Acción Nacional, que es un partido profundamente demócrata y donde las prácticas priístas que está utilizando son muy mal vistas… Si quiere ser candidato del PAN a la Presidencia va por muy mal camino, si quiere ser candidato de otro partido, bueno a lo mejor sí. Pero está agraviando a la militancia del PAN, la está amenazando, la está intimidando y eso no son prácticas en el Partido Acción Nacional que celebremos.


-¿No ha superado su origen priísta, Moreno Valle?
-Pues por lo visto no.
-Vamos, ¿pero qué pasó en este tiempo?, porque fue un aliando del secretario de Hacienda (cargo que ocupó Cordero).
-No sé qué pasó en estos dos años. Nosotros seguimos planteando un proyecto de un partido libre, de un partido digno, de pie, de un partido que no se someta al poder… Un partido además que sea constructivo, que sea propositivo, que sea también constructor de acuerdos para que México avance. Nosotros seguimos siendo congruentes y consecuentes. ¿Qué pasó en el otro lado? La verdad no lo sé.